El IoT continúa expandiéndose, conectando dispositivos en hogares, ciudades y sectores industriales. Esta conectividad ofrece beneficios como la automatización y la eficiencia energética, pero también plantea desafíos significativos en términos de seguridad. La proliferación de dispositivos conectados amplía la superficie de ataque para los ciberdelincuentes, lo que requiere estrategias de seguridad robustas y actualizaciones constantes para proteger las redes y los datos personales.
